Sammasati: recordar para sanar
Hacia una medicina integradora del legado ancestral chamánico
Dra/Dr.! ¡Recuerde su pasado chamánico! (frase escuchada
internamente en una ceremonia)
Hace no menos de 500 años en la historia de la humanidad,
América sufría la invasión inquisidora de Europa. Este continente ya había arrasado
con su propia memoria “chamánica”, la cual era guardianada mayoritariamente por
mujeres que tenían conocimiento de técnicas curativas, así como también un vínculo
muy profundo con medicinas enteógenas.
Desde tiempos ancestrales los estados no ordinarios o
expandidos de consciencia han sido cultivados en contextos mágico religiosos
para ir hacia el contacto con planos supramentales. Dichos estados invocan un tipo de gracia como
una embriaguez realmente curativa que permite al ser experimentar de manera
directa aquello que llamamos Unidad con la totalidad.
Aun habiendo intentado borrar todo rasgo o huella del uso
ancestral de los enteógenos, la memoria del contacto con lo sagrado fue
resguardada en lo alto de las montañas, en la vastedad de los bosques y en la
profundidad de la selva.
Algunas plantas como la wachuma (San Pedro) y el hongo Psilocibe Cubensis (San Isidro) fueron bautizadas con nombres de santos católicos
por los nativos como parte de una sincretizacion lingüística que les permitiese
alterar la sobriedad apoteósica de la llamada “comunión” cristiana. Incluso
hasta nuestros días, nuestra querida María Sabina hablaba de los hongos como “lágrimas
de Cristo” y del “Ololiuqui” como “semillas de la virgen”.
Resulta curioso en el caso del Psilocibe Cubensis, que los
europeos hayan traído el ganado para propagar este hongo. Mas interesante aun es
el hecho que reciba el nombre en español del Santo Hacedor de milagros
pluviales. Los hongos psilocibios tenian nombres propios vinculados a la deidad de la
lluvia Tlaloc.
Participe en la selva peruana de una ceremonia de ayahuasca
y en un momento de la noche escuche una frase fuerte y clara: Dr! ¡Recuerde su
pasado chamánico! Inmediatamente supe que dichas líneas se convertirían en un
escrito inspirado en personas de estudios académicos como médicos, psiquiatras,
psicolog@s que se encuentran hoy haciendo una síntesis entre la sabiduría
ancestral legado de nuestros originarios y la ciencia moderna.
Es lamentable aun que este paso integrativo no se este realizando armónicamente porque todavía estas plantas u hongos cargan con una especie de estigma “pagano” debido a la situación legal en la cual se encuentran. Dicha prohibición genera una creencia de miedo a estas medicinas y de alguna manera, condicionan nuestro derecho a gestionar nuestra salud por medios no convencionales. Encontramos de manera implícita el paternalismo del modelo actual que reduce nuestro derecho a la experiencia sagrada de explorar nuevas maneras de percibir la realidad. Terence Mckenna dijo alguna vez: "ahora se porque están alarmados", haciendo referencia a las politicas prohibicionistas que no desean un renacimiento de consciencia. Obviamente que estan medicinas son peligrosas para la estabilidad de un sistema basado en el lucro de industrias farmacéuticas.
Transformar dicha hegemonía, requiere que los mismos
profesionales de la salud pasen por sus cuerpos estas medicinas y se vuelvan educadores.
Tomemos el ejemplo de la planta de cannabis donde el hecho de legalizar un uso
medicinal, aperturo a los médicos a sanar sus propios “males” e incluso a
despertar espiritualmente. Inevitablemente caemos en la reflexión que una nueva
medicina nacerá cuando aquella pueda expresar salud y vitalidad desde el
ejemplo.
Como decía Paracelso: un buen médico no es el que más se prepara académicamente, sino el que mejor entiende la naturaleza y el orden cósmico. En otras palabras, el medico se vuelve alquimista y se convierte en canal de energía curativa. Las nuevas mujeres y hombres medicina son invitados al despertar de un servicio planetario a través de una integración entre la medicina apolínea contemporánea y la medicina dionisiaca de nuestros ancestros.
Lo que hoy llamamos enfermedad no procede estrictamente de lo “sobrenatural” como pensaban nuestros antepasados ni tampoco de lo estrictamente “biológico” como piensan nuestros medicos contenporaneos.
Hoy sabemos que existen ecofactores positivos o negativos que influyen poderosamente en la existencia humana y que examinar/diagnosticar no es lo mismo que crear SALUD.
Luis Seggiaro en su libro Medicina indígena de america
relata que:
“En la medicina de América precolombina, el medico hechicero
utilizaba un enteogeno para procurar, por medio del trance y del éxtasis,
arrancar el diagnostico de la enfermedad del mundo misterioso de los espíritus
que lo rodeaba. En la medicina actual, el medico psiquiatra -moderno
tramaturgo- lo utiliza para procurar, por medio del psicoanálisis, arrancar el
diagnostico de la enfermedad del mundo no menos misterioso del subconsciente
humano.”
Las medicinas son moldeadas por el contexo historico y la
necesidad de las personas.
Tambien Claudio Naranjo en su libro "Ayahuasca" nos ilustra:
"Se ha afirmado que un chaman puede curar a otros porque se
ha curado a si mismo. Es posible que sea como los individuos mas
espiritualmente evolucionados de nuestra cultura, una persona que haya trascendido
los conflictos que los demás hombres sufren o evitan. La idea de que una
persona mas sana, o psicológicamente mas integrada, pueda curar a una persona
menos sana a través del contacto personal es totalmente compatible con nuestras
ideas actuales de psicoterapia. ¿no seria posible que lo que ocurre en la curación
chamánica fuera una forma de psicoterapia? Los pacientes suelen acudir al
chaman por enfermedades físicas, ciertamente, pero ¿no podrían ser muchas de
ellas síntomas psicosomáticos? En este caso, el chaman tiene toda la razón en afirmar
que las enfermedades están causadas por espíritus, demonios o por los enemigos
de esa persona. Con estas palabras esta expresando su idea de la psicogénesis. Además,
podría ser que un chaman intuitivo fuera capaz de especificar la entidad de un espíritu
de la misma manera que lo hace un arquetipo con aquel aspecto de la
personalidad de un individuo que constituyen su enemigo secreto y la causa de
su enfermedad".
Necesitamos nuevos términos para reemplazar de manera más
asertiva el ya bastardeado nombre de “chaman”. Como escribí en el escrito
anterior “Enteogenos, co-regulación y autopoiesis”, huyan muy lejos de las
personas que se proclaman “chamanes”. Dicho termino no es algo que ella misma
pueda adjudicarse. Hoy hay muchos seres siendo idealizados por el mero hecho de
compartir estas medicinas. Son los mismos seres que no han pasado por procesos
de vinculación profundos con estas medicinas o realizado una transformación genuina
en su propio ser.
Quien porta medicina, se vuelve medicina. Asistir en la
curación no es otra cosa que el arte de transferir calidez y cordialidad
humana. Así como hay mucho poder en las medicinas naturales, también hay mucho
poder en un abrazo y una mirada compasiva. Esto es lo que cualifica
verdaderamente a un “profesional de la salud”.
Un significado etimológico de “chaman” (derivado del tungusico saman)
es “el que sabe o hace recordar”. La historia cuenta que la última palabra de
Buda fue “Sammasati”: “recuerda el lenguaje olvidado”, “recuerda que todo esta
en ti”. No hay nada que conquistar, nada en que convertirse…
Es necesario que la nueva medicina recuerde y nos haga recordar. ¿Será que nuestra capacidad de sanarnos a nosotros mismos, no sea otra cosa que el arte de recordar? Mas que buscadores, seamos recordadores. Escuchemos solo a quienes hayan recordado. Escuchemos la chamanidad de la cascada.
La sanación es un camino para recordar lo que somos en esencia. Voltaire afirmaba que "el arte de la medicina consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad". Quizás esta frase calza como anillo al dedo en tiempos donde un "doliente" comprende que ser paciente es más bien un adjetivo que promueve un tipo de acción a cultivar que un sustantivo pasivo que nos lleva a dejar el poder en manos de alguien o algo fuero de nosotros. acaso Voltaire conocía sobre epigenética?
"En gran medida, las enfermedades parten de un estilo
de vida desequilibrado, que afecta a todo nuestro ser y la recuperación plena
de la salud se obtiene solo con una atención que todavía es genéricamente
femenina y maternal" Sanar es tan solo un proceso de transformación que
nos acompaña de regreso a la Madre de todas las cosas.
Cualquier practica o herramienta externa jamás realizaran
exclusivamente la sanación. Estas serán solo medios para salir de la amnesia y
el olvido de una Suprema Voluntad inteligente. Quien porta medicina, se vuelve
medicina.
Con respecto a la sagrada enteogenia, siento que siempre me
llevan a un lugar que alguna vez habite cuando era niño. El estado de asombro y
el poder de la imaginación que catalizan, me devuelven un tipo de conexión
extraordinaria con mi naturaleza divina y la de todo lo que me rodea. Jean
Toomer nos recuerda para dar fin a este escrito: “No poseemos suficiente
imaginación para sentir lo que nos estamos perdiendo”.
Simplemente imagina y recuerda. Cierra los ojos y respira
haciendo memoria…
Recuerda que la quietud y el silencio son potentes medicinas
para facilitar estados de equilibrio y balance interior.

Un placer leerte Federico ❤️🌵🌱
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