Enteogenos, catarsis y reconciliación
Según originaria y actual medicina tradicional
aborigen de América, la metodología de la curación como aliviación, consiste
mayormente en técnicas depurativas, expulsivas y purgativas del “mal-estar”, así
como una potente vinculación mágica-religiosa con plantas y hongos de variada
índole.
Esta terapéutica de la “catarsis” como experiencia
purificadora y liberadora de las emociones humanas vuelve a ser reconocida con
especial interés a modo de síntesis integrativa. Estos procedimientos pueden
ser temidos o indeseables `porque producen incomodidad física y emocional. Hemos
perdido -en gran medida- la memoria sagrada de la purga como herramienta para
la renovación y medio de prevención de la enfermedad.
En estos procesos terapéuticos, los miedos se purgan como
diarreas, nos exorcizamos de preocupaciones con vómitos y muchas veces
encarnamos la angustia o la tristeza como llanto.
La medicina enteógena- tanto en micro como en macro- cuando
es conscientemente presentada, responde inevitablemente al fenómeno de la purga,
la catarsis psicológica y la consecuente reconciliación.
En un contexto adecuado posibilita un tipo de expansión
segura donde quien accede a la medicina realiza una labor de propia reparación
y reforma de sus partes fragmentadas.
Antiguamente y hoy día en algunas tradiciones aborígenes,
era solo el hombre o mujer medicina, quien accedía a un estado ampliado de consciencia
para diagnosticar primero y encontrar luego, un “remedio” para la persona
enferma. Solo algunas veces se le daba estas plantas para la visión si la
persona estaba preparada. La mayoría de las veces eran dosis muy ínfimas las
que consumían los pacientes. Hoy podemos encontrar figuras y circunstancias muy
diversas, donde es necesario cultivar un tipo de discernimiento para que esta oportunidad
de experiencia interna sea cuidada y alineada con la necesidad de salud de
quien participa.
Esta medicina puede resultar incluso más poderosa aun si
primero existe- a modo de preparación- un camino previo de cuidado de la
energía y sensibilización alimentaria donde los cuerpos vuelven más permeables
a la acción sutil de estas medicinas.
Considero también importante una preparación del cuerpo a
través de la danza, para que pueda existir una posibilidad de “liberación somática”
donde emociones cargadas o eventos traumáticos puedan expresarse a través del
movimiento.
En mi humilde comprender, siento que las formas en que vemos
la enfermedad va mudando según los momentos históricos que van aconteciendo: lo
que antes era un mal causado por espíritus malignos, hoy lo es nuestra
personalidad neurótica asi como nuestro cuerpo cargado de las toxinas propias como
miedos y preocupaciones de la vida moderna.
Si bien es cierto, que la aplicación de plantas vomitivas,
laxantes y depuradoras de los órganos emuntorios, así como procedimientos
depurativos con enemas o con la rana kambo, no ahuyentaban los “espíritus
diabólicos”, muchas veces curaban a los enfermos desde un tipo de asistencia a
sus cuerpos físicos. Esta desintoxicación, catalizaba un tipo de homeostasis
que disponía a la persona a ser más receptiva con nuestro propio Yo Superior,
verdadero y único curandero y agente purificador de todos nuestros “males”.
Tampoco puedo dejar de mencionar la poderosa medicina del
temazcalli como autentica medicina de la catarsis, cuyo símbolo de ingresar al
útero de la madre tierra, representa un morir para reintegrarse. Allí no solo la
mezcla de agua y calor descongestionan/desinflaman nuestros órganos o limpian
nuestro sistema linfático sino que también podemos realizar un viaje de resignificación
compasiva con nuestro pasado pre y perinatales.
Durante un proceso de microdosis por ejemplo, pueden aflorar
enojos o tristezas, asi como otras emociones reprimidas o no visibilizadas como
aspectos de nuestra propia sombra. A muchas personas les acontece el llanto
como medicina para duelar o avanzar en etapas subsiguientes de un duelo.
Por ello, es necesario prestar atención a los efectos
“purgantes” de la medicina cuando comenzamos con dosis muy altas de microdosis.
Siempre resulta ideal empezar con dosis ridículamente ínfimas y luego ir
calibrando hacia arriba la cantidad de medicina que se ajuste a la necesidad
que estamos cultivando. Recordando siempre que no existe lo que hoy
erróneamente se llama “efecto negativo o secundario” el cual podría ser llamado
efectos desafiantes. Los mismos no solo nos invitan a revisar la cantidad de
medicina sino también el “set y setting”, los cuales representan factores
determinantes en una experiencia satisfactoria.
Luego de redimir nuestras
miserias, acontece la reconciliación. Luego de desintoxicarnos de creencias
ajenas e impuestas, somos dueños de nuestra realidad y nos volvemos un solo
cuerpo. Abrazar la propia mierda para comprender que sin ella no hay loto ni transformación.
La palabra reconciliar viene del latín reconciliare, cuyo
significado podemos resumir a “reunir” o “hacer un acuerdo”, es decir
reintegrarnos en un principio de coherencia con nosotros mismos.
Es necesario entrenarse en el arte del desapego y la entrega.
Perder el miedo a soltar lo viejo que necesita disolverse y ofrendar nuestras
resistencias como si fuesen alimento para una consciencia superior,
La primavera esta llegando y la energía de Virgo trae orden
en la ceremonia del florecimiento de la consciencia humana.
Feliz y purificante luna nueva bruja de la ensoñación.
Gratitud Javier Ferrero por este diseño del "kitsugi" humano como captura de la propuesta del escrito.

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